
This is an authorized translation of an Eos article. Esta es una traducción al español autorizada de un artículo de Eos.
Escondidos en montañas remotas, los lagos alpinos parecen prístinos, pero sus sedimentos dicen lo contrario. La arcilla y la arena en el fondo de estos lagos contiene cientos de años de historia, contada por los genes de los pequeños organismos flotantes que los habitaban.
Las huellas de la humanidad llegan a estas grandes altitudes, pero exactamente cómo hemos afectado la vida en los lagos sigue siendo incierto. Sin embargo, al examinar el material genético enterrado en el fondo de los lagos, los investigadores descubrieron que las poblaciones de zooplancton de diversos lagos de las Montañas Rocosas han cambiado en los últimos cientos de años, y que la culpa la tienen las truchas no nativas.
“Vemos cambios en la [diversidad de la] comunidad, pasando de zooplancton grande a zooplancton pequeño”.
Después de que las truchas fueran introducidas, “vemos cambios en la [diversidad de la] comunidad, pasando de zooplancton grande a zooplancton pequeño”, explicó la primera autora Jordan Von Eggers, candidata a doctora en ecología por la Universidad de Wyoming en Laramie. Una menor diversidad puede hacer que las comunidades planctónicas sean menos resilientes al cambio, explicó, y dicha resiliencia tiene consecuencias de gran alcance, dado que estos microorganismos desempeñan un papel importante en el mantenimiento de la salud ecosistémica del lago.
Von Eggers y sus colegas presentarán su investigación el 13 de diciembre en la Reunión Anual del 2024 de la AGU en Washington, D. C.
Hallazgos Preservados en Capas de Lodo
Los lagos de gran altitud son entornos ideales para estudiar cómo las actividades humanas pueden afectar los ecosistemas lacustres. Muchos lagos alpinos carecen de peces por naturaleza, se calientan con facilidad cuando el aire aumenta de temperatura y sus algas y plantas responden rápidamente a las fluctuaciones de contaminación por nitrógeno. Alaltarles oxígeno, sus aguas frías y profundas son perfectas para preservar el frágil material genético. El lodo se acumula tan lentamente que 30 centímetros (12 pulgadas) de sedimento pueden registrar alrededor de 500 años de historia.
“Es uno de los primeros usos del ADN sedimentario con fines de conservación”.
El equipo aprovechó estas condiciones en siete lagos de la Cordillera Wind River y la Cordillera Snowy en Wyoming. Acompañados por tres llamas para transportar el equipo, recorrieron miles de metros para recolectar muestras de núcleos de sedimento. Los investigadores llevaron las muestras al laboratorio para extraer y analizar el ADN.
Esos análisis genéticos revelaron que el principal factor que causaba los cambios en la diversidad del zooplancton no era el incremento de la temperatura del aire o la contaminación por nitrógeno, sino los peces no nativos. A inicios de los 1900’s, pescadores recreativos trajeron de todo el país truchas arcoíris, truchas degolladas y truchas de arroyo, y las introdujeron en los lagos de Wyoming para pesca deportiva.
Los cambios en el ADN sedimentario mostraron que los nuevos peces se alimentaban preferentemente de copépodos de mayor tamaño, los cuales habían sido los dominantes, permitiendo que prosperara el zooplancton de cuerpo pequeño, como la Daphnia.
Von Eggers dijo que estaba sorprendida por el efecto inmediato y consistente de las truchas introducidas en todos los lagos que ella y sus colegas estudiaron. “[Había] este gran copépodo rojo en cada lago en el pasado, y justo cuando los peces se introdujeron, todo cambió”, afirmó.

Es raro ver que el AND sedimentario se utilice de esta manera, dijo Bianca De Sanctis, investigadora posdoctoral en ecología y biología evolutiva de la Universidad de California, Santa Cruz, quien no estuvo involucrada en el estudio. “Es uno de los primeros usos del ADN sedimentario con fines de conservación”, explicó. “No es frecuente que tengamos esto [en el campo]”.
El aprovechamiento de estos conocimientos genéticos ofrece una perspectiva histórica de cómo los patrones de biodiversidad y la salud de los lagos se ven afectados por la intervención humana, de acuerdo con el equipo de investigación. Ellos esperan que sus resultados ayuden a orientar las estrategias de gestión para proteger la variedad de organismos que viven en los lagos más vulnerables y alrededor de ellos. (El Departamento de Caza y Pesca de Wyoming sigue poblando los lagos con truchas).
“Estos lagos de montaña y sus alrededores son sistemas únicos donde sólo ciertas especies pueden vivir”, Von Eggers explicó. “Aprender los impactos de las especies invasoras y lo que pueden hacer es una gran lección”.
—Jasmin Galvan (@jasmin-galvan.bsky.social), Escritora de ciencia
This translation by Nidia Tobon-Velazquez (@ntobon31) was made possible by a partnership with Planeteando and GeoLatinas. Esta traducción fue posible gracias a una asociación con Planeteando y GeoLatinas.